Mural Polígono Villaverde

Proyecto Polígono de Villaverde/ Nicolás Romero: “El arte urbano ayuda a crear una regeneración del espacio”

Símbolos de la cultura, elementos comunes y, en principio poco conectados, son los elementos que el artista argentino Nicolás Romero eligió para su propuesta de mural del concurso internacional del Ayuntamiento de Madrid y el Foro de Empresas de Madrid para regenerar el Polígono de Villaverde.

El mural una vez terminado activa su función, que es la lectura del propio usuario de lo que está viendo. Al principio tal vez no se llegue a leer claramente, pero es ahí donde las personas que convivan con el mural van a contar su historia”. Esta es la explicación de la idea ganadora -junto a otros cuatros murales y dos esculturas- que el propio artista, Nicolás Romero, explica del mural que se aloja desde este mes en la calle San Dalmacio y la calle Resina del Polígono de Villaverde. Un proyecto que trata de regenerar la zona gracias a la colaboración público-privada entre las empresas de la zona, el Ayuntamiento de Madrid y el Foro de Empresas por Madrid.

¿Cuál es la idea originaria para hacer el mural en Villaverde?

La idea de mi mural fue mapear el barrio, y la manera de lograrlo fue generando una búsqueda antropológica tanto de sus símbolos como de sus referencias. Fue un gran desafío dado que en mis primeras observaciones encontré un área llena de naves industriales, pero luego me pude adentrar más en el barrio y conocer sus referentes. Trato de investigar desde los espacios comunes, como por ejemplo restaurantes o plazas, hasta espacios de recreación como por ejemplo el centro cultural del barrio.

La conclusión de ese análisis se traduce en el bodegón que realicé en la fábrica Acecomex. La idea principal es que el mural sea un puente de lo que existe en el espacio que revaloriza la identidad de la comunidad local. El mural, una vez terminado activa su función, que es la lectura del propio usuario de lo que está viendo. Al principio tal vez no se llegue a leer claramente, pero es ahí donde las personas que convivan con el mural van a contar su propia historia. A mí no me interesa pintar desde el lado del artista. Considero que este es un ejercicio en donde trato de contemplar lo que existe en un lugar y ser atravesado por esas situaciones.

Tu propuesta es seguramente la más simbólica de todas. Hecha y pensada para el espacio público, además. ¿Cómo cree que condiciona al arte representarse en entornos públicos o privados, colectivos o excluyentes?

Creo en el arte como un acto político, es decir, cada vez que hacemos una modificación en un espacio compartido se genera un cambio. Un compañero lo llama ‘acupuntura urbana’, y me parece el termino más correcto para describirlo. Los murales tienen que ser algo más allá que bellos, porque eso ya sucede dado el tamaño y la modificación arquitectónica. El mural lo considero como el primer punto de partida para generar preguntas.

¿Qué supone el arte urbano para la regeneración de los espacios de las ciudades?

Considero que el arte urbano ayuda a crear una regeneración del espacio solo si está acompañada también de políticas más profundas que ayuden a crear una voz a las personas que conviven en ese espacio.

¿Crees que una iniciativa así tendrá un efecto llamada tanto para otras empresas que cedan sus espacios como para otros espacios de la ciudad?

Ojalá sea el punto de partida para que otras empresas cedan sus espacios, primero porque ayudan a acercarse a la comunidad. Y me hace recordar mucho a momentos del pasado en donde los artistas eran llamados para participar en proyectos públicos-privados, como por ejemplo el mural de Diego Rivera en Detroit comisionado por Henry Ford.

¿Cómo crees que el público del Polígono de Villaverde -muy heterogéneo- leerá tu obra?

Ahí está el punto más rico de los murales, la heterogeneidad, ahí es donde se enriquece el mural. Si no me gustase eso, pintaría más en el estudio. Los dueños ahora de la lectura de esa obra son los vecinos, yo ya hice mi trabajo.

Scroll al inicio
Ir al contenido