LUIS LAFUENTE BATANERO

Luis Lafuente (Ayuntamiento de Madrid): “Sabatini quería hacer de Madrid una capital de vanguardia”

La celebración del tercer centenario del nacimiento del genial arquitecto e ingeniero llega a su máxima expresión en otoño con conciertos, conferencias, visitas guiadas, musicales y actividades para niños. Hablamos de todo ello con Luis Lafuente Batanero, director de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid.

¿Es Sabatini una figura conocida y reconocida en Madrid?

La gran mayoría han oído hablar de Sabatini, pero no es especialmente conocida su obra. Algo paradigmático teniendo en cuenta que promovió un cambio estructural en Madrid muy importante. Sabatini viene de la mano de Carlos III y disfrutó de fama y prestigio en su vida, pero su procedencia italiana y su pragmatismo en el urbanismo despertó animadversión en la Corte. Su idea era construir una capital de vanguardia, que respondiera a los postulados de la ilustración. Un ejercicio de sobriedad y contención, una visión muy práctica para que Madrid fuera un referente internacional. Uno de los valores que ha reconocido la Unesco al nombrar Patrimonio Mundial de la Humanidad al eje Prado-Retiro recientemente

Conocemos obras como el Palacio Real, sus jardines, San Francisco El Grande, pero son muchas más las obras que el arquitecto hizo de cero en Madrid.

El ayuntamiento de Madrid promueve este programa de actividades culturales en el aniversario, que culminará con la exposición en octubre con los maestros de la capital. Tratamos de dar a conocer la obra del arquitecto. Por ejemplo, Sabatini reestructura el Palacio Real y es autor de la fachada de San Francisco el Grande, pero hay otras obras que son obras de él de principio a fin, como la tumba de Felipe VI y Bárbara de Braganza, la Real Casa de la Aduana (en la Calle Alcalá 9) y las más conocidas como la Puerta de Alcalá o la Puerta de San Vicente.

También hay que recordar el Hospital de San Carlos (actual centro de arte Reina Sofía) o la Puerta Real del Botánico, que da al Prado. También intervino en la Casa de Campo, diseñando el Palacete de los Vargas que el ayuntamiento va a recuperar como centro de interpretación del pulmón de Madrid. Y además de todo esto, tenemos sus obras de ingeniería. Él vino a sanear todo Madrid, que no tenía el nivel que otras capitales de Europa. Una de las primeras cosas que hace es el alcantarillado de la zona de palacio, que sigue en vigor con la actualización del tiempo.

¿Cómo podemos definir su estilo y lo que aportó a la ciudad de Madrid?

Era un arquitecto muy sobrio. Veía cuál era el objetivo, para qué se quería la obra y lo aplicaba. Lo más sencillo, era lo mejor para él. Además era un muy buen funcionario público, se preocupaba por el gasto público. Intentaba que sus proyectos se ajustaran al presupuesto e incluso lograba que se redujeran hasta un 20%. La expresión ‘ahora vendrá el tío Paco con las rebajas’, viene de él. Es verdad que se ha hablado de neoclasicismo como etiqueta, pero tiene más que ver con el barroco italiano, que chocaba mucho con el barroco español. 

Más allá de la arquitectura, ¿qué se destaca de su figura?

Destacamos su formación italiana, con maestros como Ferdinando Fuga y Luigi Vanvitelli.  Esto supone un hecho diferenciador. También está la Ilustración, a la española, como Carlos III. Sabatini tenía una biblioteca inmensa, no solo de arquitectura, sino también de filosofía e incluso medicina. También era un trabajador incansable, con un número de obras increíble.

Este centenario, ¿podemos interpretarlo como una oportunidad para conocer el Madrid de hace dos siglos y medio?

Sin duda, la finalidad del programa de ‘El Año Sabatini’ es que los ciudadanos puedan ver el Madrid del siglo XVIII y principios del XIX. Por ejemplo, con la producción artística de su época en la exposición que está a punto de comenzar o la música que se escuchaba en esa época con los conciertos previstos dentro de la programación. También contamos con la tecnología para dar a conocer los edificios que hizo Sabatini en nuestra ciudad pero que ya se encuentran desaparecidos, por lo que es una oportunidad muy buena de conocer cómo era el Madrid de entonces. 

Se ha preparado un programa muy completo, muy didáctico y para todos los públicos, ¿Qué esperáis que trascienda de esas actividades y esta celebración?

Madrid es una ciudad muy rica en patrimonio cultural y la herencia de esta época, de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, es espectacular. Este ciclo no solo tendrá un recorrido con estas actividades, sino que con la celebración del año Sabatini se ha impulsado la investigación de esta figura, algo que redundará en muchos aspectos, no solo en la conservación.

Hay una parte de las actividades pensadas especialmente para adolescentes y para niños y niñas. ¿Por qué se toma esta decisión?

Siempre hay que tener en cuenta esta franja de edad dentro de la sociedad, porque nos garantizamos la conservación de este patrimonio. Disfrutamos de su contemplación, se mejora la sensibilidad de las nuevas generaciones y así nos garantizamos su protección en el futuro. ‘Minisabatini’ está pensado para ellos, con talleres de reconstrucción arquitectónica, visitas guiadas y otras actividades específicas.

La figura de Sabatini tiene mucho interés internacional, ¿se espera atraer también a público de fuera de la ciudad?

Dentro de los canales se intentará atraer no solo a turistas que estén en la ciudad, sino también a quienes vengan a disfrutar de esta figura. La exposición, que comenzará la primera semana de noviembre y acabará en enero, será un punto de atracción. También atraerán público internacional las conferencias asociadas a esa exposición, que contarán con expertos internacionales y redundarán en ese eco internacional que pretendemos lograr.

Por último, cabe destacar que Sabatini logró toda esta obra y avances con un ambiente social muy contrario a su figura. Incluso fue atacado.  

Efectivamente. Como ilustrado, vivió un momento muy convulso en España. Llegan italianos a intentar poner normas para modernizar la sociedad española y en la Corte había muchas reticencias al cambio. En el Motín de Esquilache, que se produjo por las medidas que los ilustrados italianos introdujeron en el Gobierno, también fueron contra Sabatini. Buscando al ministro responsable, acabaron asaltando las casas de otros ilustrados y así fue con la del arquitecto. Por fortuna no estaba en casa ni él ni su familia. Todo esto tuvo que sufrirlo cuando lo único que buscaba era modernizar Madrid y el país.

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