Begoña Villacis

Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid: “El proyecto en el Polígono de Villaverde también es de recuperación económica y regeneración urbana”

De todos los proyectos que está desarrollando en 2022 el Foro de Empresas por Madrid, hay uno que le resulta especialmente cercano a Begoña Villacís, vicealcaldesa de la ciudad. Su propia experiencia y conocimiento de ideas similares en otras ciudades del mundo, hizo que el Foro hiciera suyo el proyecto de recuperación del Polígono de Villaverde a través de la cultura y las intervenciones artísticas.

En concreto, se trata de cinco espectaculares murales en amplias fachadas cedidas por los propietarios de la zona y dos figuras escultóricas no menos llamativas. Con esto, y otras acciones que le seguirán en el tiempo, se pretende revitalizar una zona degradada de la ciudad. Ahora que las obras de los artistas están en pleno proceso de creación (en la web os vamos informando de todo ello), entrevistamos a la vicealcaldesa para que nos explique más detalles del proyecto.

¿Qué papel puede jugar el arte en la transformación y recuperación de espacios degradados en los entornos urbanos?

No contemplo otra forma de hacer política en las ciudades que no sea la que transforma e impacta en los ciudadanos. Nuestro Gobierno trabaja por un Madrid mejor para el futuro y por eso hemos puesto en marcha proyectos innovadores, como el Bosque Metropolitano o el Plan SURES, que busca mejorar las zonas de Madrid en las que es más necesario que actúe la administración pública. Este reequilibrio territorial significa dotar de infraestructuras a los más desfavorecidos y prepararlos para un desarrollo sostenido en el tiempo.

Eso es lo que estamos haciendo aquí en Villaverde: transformar un barrio de Madrid que había caído en el olvido para los anteriores gobiernos municipales y concebir para él un proyecto de arte, de vida, de recuperación económica y de empleo. Estos lienzos no sólo van a embellecer Marconi: son una vía de comunicación cultural y social importante.

Hemos puesto en marcha un proyecto de reconstrucción que comienza con la regeneración de un entorno que estaba muy degradado; una zona que era conocida en Madrid por la prostitución, la inseguridad y el tráfico de drogas. El primer paso fue desmantelar las narcochabolas, que se dedican a vender heroína y en donde las mafias estaban también controlando la prostitución. Ahora, este proyecto artístico dará vida al barrio y creemos que, como ha ocurrido en otras ciudades del mundo, es el inicio de esa transformación de la que hablaba; de un cambio profundo que va a traer prosperidad a los vecinos y animará la vida cultural, social y económica de su entorno.

¿De qué manera las intervenciones artísticas en el Polígono de Villaverde van a mejorar esta zona de la ciudad y que otras acciones se están realizando?

El cambio ha comenzado ya con la eliminación de los negocios ilícitos que se habían asentado allí, precisamente por ser un entorno abandonado. Pero nuestro proyecto va mucho más allá: implica un desarrollo urbanístico integral, que vendría de la mano de nuevas parcelas residenciales. Esa es la forma en la que estamos llevando a cabo muchos de los planes del Proyecto SURES: aunando el uso residencial y el productivo; transformando el paisaje urbano con nuevos equipamientos públicos que mejoran la vida de los vecinos y que, al mismo tiempo, sirven de estímulo para la inversión y la creación de empleo y mejorando la accesibilidad; que en este caso se va a traducir en una integración del polígono en el barrio. Vamos a reordenar 850.000 m2 de suelo junto al Polígono El Gato y la Factoría Industrial de Villaverde, al sur de la colonia Marconi y al norte de la M-45. Así es como concebimos el reequilibrio territorial: con proyectos tan ilusionantes y transformadores como este, que devuelven la luz y el color donde antes sólo había oscuridad.

 ¿En qué medida la colaboración público-privada ha posibilitado el desarrollo de este proyecto de arte urbano?

Esta idea no hubiera salido adelante sin la colaboración público-privada, como otras muchas que estamos llevando a la práctica. Los muros de Marconi han tenido un coste de 205.000 euros que han sido financiados por el Foro de Empresas por Madrid, con el que estamos sacando adelante proyectos tan innovadores como Madrid Platform y otros de carácter social como la formación de mujeres víctimas de trata o los centros de emergencia para atender a estas personas que se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad. Y, por supuesto, no podemos olvidar el gran apoyo que supuso el Foro de Empresas en los momentos más difíciles de la pandemia.

Por otro lado, algunas de las empresas que están radicadas en el polígono han cedido sus muros y tenemos la intención de que sean muchas más. Me he propuesto, por un lado, animar a las industrias de la zona para contar con más espacios para pintar y darle continuidad a esta obra y, por otro, captar a otras para que vengan a Villaverde, donde hay suelo a un precio muy competitivo. Ahora contarán con una transformación urbanística muy atractiva y con el gran valor añadido del arte.

Hay casos de éxito de este tipo de intervenciones en ciudades como tan dispares Miami o Medellín, pero ¿cree que este efecto transformador se producirá también en el caso del Polígono de Villaverde?

Los casos que me citas han sido una inspiración desde el principio. Cuando vi las paredes de las industrias de la Colonia Marconi me parecieron un lienzo en blanco. Fue en 2015, cuando aún estaba en la oposición y desde ese momento me propuse replicar el modelo de Wynwood (Miami), porque lo considero un caso de éxito, un barrio que se transformó con el arte. Había sido un lugar inseguro por culpa de la droga y la delincuencia y se transformó en una zona llena de galerías de arte, de estudios y de otros negocios que aprovecharon una oferta inmobiliaria asequible. Ahora es parada obligada para el turismo y un lugar de encuentro para los artistas. El “barrio del crack” volvió a las industrias y a los vecinos porque su transformación desplazó a los delincuentes y devolvió las calles a la gente.

¿Cómo han recibido la iniciativa las empresas instaladas en el Polígono de Villaverde y los vecinos de las zonas residenciales adyacentes?

Cuando los barrios se ven libres de los indeseables, los vecinos vuelven a transitar por sus paseos y los espacios se llenan de nuevo de vida. Estas intervenciones artísticas les han dado, además, algo muy importante: la esperanza. Ahora pueden sentirse orgullosos de sus calles, que albergan el trabajo de reconocidos artistas de todo el mundo que fueron elegidos por concurso y por un jurado internacional.

Tres de los murales se ubicarán en la calle San Dalmacio, donde están trabajando el catalán Bernat Puig y los madrileños Gonzalo Martín y Nicolás Santiago Romero. El también madrileño Félix Reboto desarrollará su obra en la Avenida Real de Pinto. Y cierra el cartel el artista tinerfeño de origen francés Louis Jean Jacques Lambert con un mural en la calle Valle de Tobalina. Además, el proyecto incluye dos instalaciones, una de la artista Aylín Nadia Vera y otra de la empresa castellonense Reciclajes Blas Moya. Ambas esculturas se ubicarán en la calle San Eustaquio. Creo que es un tesoro que los vecinos sabrán apreciar y cuidarán como se merece.

Las industrias que están radicadas en la zona también están viendo esta actuación con una enorme ilusión. Empresas de todo tipo y negocios que han sobrevivido junto a ellas, de hostelería, por ejemplo, han depositado sus esperanzas en este proyecto. El día que los artistas comenzaron a pintar, nos confesaron que sentían tristeza y vergüenza cuando venían a visitarles sus proveedores y clientes, porque lo que se encontraban al entrar y al salir eran situaciones no sólo desagradables, sino incluso peligrosas.

¿Qué continuidad se quiere dar al proyecto?

Nuestro objetivo no es sólo decorar el entorno, sino atraer proyectos. Queremos que vengan las empresas que hasta ahora tenían miedo por las drogas, la prostitución y la inseguridad. Queremos generar un movimiento en el barrio que termine por desplazar a la delincuencia. Y tenemos una idea: construir la ‘Ciudad del Sonido’, que es un proyecto mayor con el que queremos atraer a industrias de este sector, desde ingeniería del sonido, hasta locales para ensayar, estudios de grabación, promotores de conciertos, sellos discográficos, espacios para la música y también, por qué no, para la investigación en este campo.

Contamos con la comunidad docente e investigadora, a través de la Universidad Carlos III, que imparte grados de producción musical e ingeniería del sonido. Es la mejor forma de crear entornos de trabajo e incluso residenciales para una industria que no posee un espacio representativo en nuestra ciudad. Algo similar a lo que se hizo con la Ciudad de la Imagen en Pozuelo. Además, contamos con un proyecto tractor, que es el Mad Cool, que se va a reubicar en Villaverde, donde se celebraron las primeras ediciones.

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